domingo, 24 de abril de 2011

Habla Rebelde


un sencillo homenaje a mi padre, quien me animó a escribir alguna ves... y otras tantas.

HABLA REBELDE
por Guberth J. Ortiz Lobo.

Habla rebelde
expresa sin ambages tus ideas
¿dime rebelde contra que te rebelas?
quiero ser amplificador de tus palabras, 
dejar que las conozca el viento
las lleve en sus hilos de distancia el tiempo
hacerlas resonar como sonara catarata en las consciencias de todos,
para que las escuche el magistrado de togada estampa, que dejo de ser ciego en su justicia, 
no para ver la senda justa del bien
si no para comprender que tiene que vivir 
y para vivir debe venderse;
para que las escuche el gobernante,
el presidente que atado, maniatado 
debe repartir pingües favores al general de tres soles 
para que no vuelva contra el las armas de la patria;
al jerarca eclesiástico, al cardenal para que no predique en su contra;
al llamado líder obrero para que engañe a sus hermanos de raza de condición y de destino;
al empresario para que no lo atafague con el poder de su dinero;
a los directorios políticos para que se hundan con el en su pantano de vilezas;
al llamado padre de la patria para que le apruebe sus proyectos mentirosos, demagogicos.

Habla rebelde para que te escuche Dios,
padre omnipotente, 
que ya no parece serlo tanto porque no escucha el llanto de su pueblo como escucho a Sion,
porque ya no enviá otros moiseses a conducir en su viaje de bumerán al pueblo por el desierto,
ni a otros cristos a predicar amor para que lo saliven, lo apedreen, lo crucifiquen, 
lo dejen insepulto otros veinte siglos como fatídica demostración de las flaquezas.

Habla rebelde
que tu garganta sea metralla,
el rictus de tus ojos aseveración de tu inconclusa sinfonía de tragedias,
hablale al que estudia,
dile que con piedras no arreglara jamas el mundo
que solo la inteligencia producirá un cambio profundo y verdadero.

Hablale al niño, enseñale la verdad de todo 
para que esparza semillas que al germinar alegren la faz de la estéril tierra
para que crezca en paz,
no hable de guerras
y vuelva a sonreír con sonoridades de ternezas.

Hablale al campesino para que le den caminos y maestros buenos  
que le enseñen a forjar su destino 
¿acaso no es el hacedor de la riqueza?
Muestra con él, el callo de tus manos,
riega la tierra con el salobre sabor de sus frustraciones,
abonala con la sangre de tus venas
y cuando ya creas cumplida tu labor
hazte como él un hoyo en la parda tierra y húndete en ella 
y con tu cuerpo devuelvele el alimento que te dio como viatico para el viaje sin retorno
sube después en vaporosa esencia de almas al azul eterno de los cielos
meta final de los anhelos.

¿Quieres decir algo más rebelde?
-¡No poeta!.
Solo maldecir a quien explota en nombre de Dios, de la patria y la justicia a sus hermanos y a mi mismo, porque como Poncio de Pilatos, me lave las manos-

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